domingo, 10 de febrero de 2013

COMPENDIO DE HISTÓRIA ECONÓMICA DEL PERÚ- TOMO I


Luis Guillermo Lumbreras, Peter Kaulicke, Julián I. Santillana y Waldemar Espinoza Soriano. 
     HISTORIA ECONÓMICA; SOCIEDAD ANDINA; ÉPOCA PREHISPÁNICA; ÉPOCA PRECOLOMBINA; INCAS, TAHUANTINSUYO



TOMO 1
ECONOMÍA
PRE
HIS
PAN
ICA

HISTORIADOR : CARLOS CONTRERAS editor 
BANCO CENTRAL DE RESERVA DEL PERÚ
IEP Instituto de Estudios Peruanos - 2008 
     

martes, 5 de febrero de 2013

Las Civilizaciones Peruanas

SÍNTESIS POR : Danièle LAVALLÉE - Santiago UCEDA


PERIODO ARCAICO (DEL 12000 AL 2000 ANTES DE NUESTRA ERA):

Desde el año 12000 antes de nuestra era, la totalidad del territorio peruano se encontraba ya ocupado por grupos de cazadores-recolectores (localizados en las altas tierras de la Cordillera) y de pescadores-recolectores (asentados en el litoral), de los cuales se han encontrado restos de campamentos y utensilios (instrumentos y diversas herramientas de piedra tallada o hueso) ya bastante elaborados y especializados.
Poco a poco, los grupos humanos van creciendo en número y adquieren la condición de sedentarios, entre el séptimo y tercer milenio antes de nuestra era. A partir del año 6000 antes de nuestra era se empiezan a cultivar varias especies vegetales en las altas tierras del Norte (cueva de Guitarrero), tales como frijoles, calabazas y pimientos. En los altiplanos situados en niveles superiores a 4.000 metros de altitud, camélidos salvajes como la vicuña y el guanaco, hasta entonces cazados, pasan a ser progresivamente controlados a partir del ano 5000 antes de nuestra era y su posterior domesticación (abrigo rocoso de Telarmachay) da origen a dos nuevas especies, la alpaca y la llama.
En la Costa, se erigen hacia el 3000 antes de nuestra era los primeros conjuntos arquitectónicos ceremoniales, lo que implica la existencia de sociedades ya considerablemente estructuradas en torno a un sólido poder central y cuya economía se basa, aproximadamente a partir del 2000 antes de nuestra era, en el cultivo intensivo del maíz y el establecimiento de canales de regadío en los oasis costeros.
La cerámica hace su aparición hacia el 1800 antes de nuestra era, sin que su adopción represente una profunda modificación del modo de vida. Lo importante es que, entre el séptimo y segundo milenio antes de nuestra era, los hombres pasan progresivamente de un sistema de vida fundamentado en la depredación (caza, pesca, recolección) a otro consistente en la producción de sus propios alimentos (vegetales y animales domésticos) y de una organización social en pequeños grupos igualitarios a una estructura infinitamente más compleja. E1 apogeo de este progreso económico y social estará caracterizado, a finales del primer milenio, por el surgimiento de la “gran cultura” Chavín.


HORIZONTE ANTIGUO 
(ENTRE LOS AÑOS 2000 Y 100 A.C.)



LA CULTURA CUPISNIQUE (del 2000 al 400 antes de nuestra era)


Cupisnique es una de las culturas regionales de la Costa porte que, junto a la de Kotosh, situada en las tierras altas, dará origen a la gran cultura Chavín. Una de sus características más importantes fue el desarrollo de la arquitectura ceremonial. Se construyen templos en forma de "U" a base de piedras y adobe, cuyos muros presentan decoraciones de grandes modelados en altorrelieve, pintados, que representan personajes antropomórficos ton grandes colmillos de felino; también hay lugar para escenas naturalistas con presencia de animales (peces, felinos) e incluso para otras de mayor complejidad, como la localizada en el yacimiento arqueológico de Cerro Sechín (desfile bélico y escenas de masacres esculpidas en estelas de piedra que circundan un templo).
La economía de los Cupisnique se basa en la agricultura de regadío a base de maíz, frijoles, yuca y calabazas, que constituyen el fundamento de una alimentación complementada por la pesca y la actividad de marisqueo.
La cultura Cupisnique presenta dos formas de cerámica características, integradas por botellas de largo cuello cónico y vasijas globulares con asa en forma de estribo. La decoración se efectúa fundamentalmente mediante profundas incisiones. El color predominante en los elementos de alfarería es el negro, conseguido a través de una cocción en horno cerrado. Esta cultura acabará finalmente influenciada por la cultura Chavín, bastante desarrollada en aquella época, como bien indica la presencia del icono de la “divinidad de los báculos”.

LA CULTURA SALINAR (del 400 al 100 antes de nuestra era)

Se desarrolla en la Costa norte, donde toma el relevo a la cultura Cupisnique, entonces considerablemente influenciada por la Chavín.
La cultura Salinar, cuyo territorio estaba limitado a los valles de Chicama, Virú, Moche y Santa, se caracteriza desde sus comienzos por la confección de un estilo de cerámica muy singular, decorada de manera muy sencilla con pintura blanca sobre fondo rojo. Si algunas de sus formas recuerdan la aquellas de Cupisnique, otras representan originales creaciones, especialmente las que presentan figurillas modeladas y unidas a vasijas globulares mediante asas en forma de puente.

La cultura Salinar supone, sin embargo, la transición entre la época de los grandes templos costeros rodeados de pequeñas aldeas y el inicio del urbanismo propiamente dicho. Uno de los yacimientos arqueológicos mejor estudiados es el del Cerro Arenas (valle de Moche). Se trata de un gran complejo arquitectónico de piedra que incluye edificaciones de diversos tipos, probablemente especializados, que reflejan la existencia de una sociedad bien estratificada y jerarquizada. Esta cultura es una de las que más tarde darán formación a la cultura Mochica.



LA CULTURA CHAVÍN (del 800 al 100 antes de nuestra era)
Las características fundamentales de la cultura Chavín están expresadas en su arquitectura y escultura en piedra, así como en su cerámica. Uno de los temas esenciales de una iconografía muy particular, formada de trazos curvos y volutas, es la presencia de la figura correspondiente a una divinidad antropomórfica, mitad hombre mitad felino, que sostiene en cada una de sus manos un largo báculo. La difusión de esta imagen en una gran parte del Perú indica la existencia de una hegemonía cultural y religiosa ejercida a partir del gran Templo de Chavín de Huántar, situado en la parte norte andina y convertido en cuna cultural de primera magnitud que, a través del proceso de intercambios interregionales, impone el culto de sus dioses y rige el calendario agrícola desde el extremo norte de Perú hasta los valles del sur.
Probablemente, el Templo de Chavín fue abandonado un poco antes del ano 100 antes de nuestra era y quedó asimismo parcialmente destruido por razones que se desconocen. En los territorios sometidos hasta entonces a su influencia, la impronta cultural y religiosa experimenta una relajación y los grandes núcleos de población, costeros y serranos, quedan liberados de los cánones estéticos e ideológicos de la cultura Chavín, mientras poco a poco irrumpen culturas regionales de un particularismo muy acentuado.

LA CULTURA PARACAS (del 2000 al 100 antes de nuestra era)
Se desarrolla en la Costa sur de Perú, dentro de un sector bien delimitado del Valle de Ica e incluye dos fases culturalmente bien diferenciadas y sucesivas, denominadas “Cavernas” y “Necrópolis”. La más antigua, “Cavernas”, fue identificada merced al contenido de profundas cámaras funerarias (las “Cavernas”) abiertas en suelo rocoso. Estas tumbas colectivas contenían momias envueltas en mantos unidos y acompañadas de ofrendas constituidas fundamentalmente por calabazas y cerámica. Las piezas de alfarería de estilo “Cavernas” presentan, dentro de formas igualmente sencillas, una decoración policroma conseguida mediante aplicación de pastas resinosas una vez cocida la pieza.
Durante la fase “Necrópolis” sucede a la inversa y las piezas de cerámica, de fina factura, exhiben un aspecto monócromo, frecuentemente en forma de fruta, entretanto el arte textil da muestras de extraordinaria riqueza. Entre las piezas textiles de mayor belleza, jamás confeccionadas en el mundo, cabe citar los mantos finamente bordados y decorados con fantásticas figuras,
antropomórficas polícromas que envolvían, en capas superpuestas, centenares de momias depositadas en extensas cámaras subterráneas (las “necrópolis”). Cada una se encuentra dispuesta en cuclillas, dentro de un cesto, y el conjunto aparece envuelto en lienzos constitutivos de un grueso fardo de forma cónica. Durante la fase de “Necrópolis” se refleja claramente la influencia Chavín, especialmente debido a la presencia en la iconografía de la imagen que representa a la “divinidad de los báculos”. Poco antes del inicio de nuestra era, la cultura Paracas evolucionó sin bruscos cambios para dar nacimiento a la cultura Nazca.

lunes, 4 de febrero de 2013

CARAL, "Patrimonio Cultural de la Humanidad"

LA NOTICIA (“EL COMERCIO”, 29 DE JUNIO DE 2009)
La ciudad sagrada de Caral fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad y con ello se oficializó algo que en la tierra de la bandera rojiblanca ya sabíamos, algo con lo que ya se nos hinchaba el pecho de orgullo: en el Perú se desarrolló brillantemente la civilización más antigua de América. Así, pues, lo ocurrido ayer en la sesión 33 del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, no solo ha oleado y sacramentado la premisa, sino que da luz verde para que la institución internacional ventile la buena nueva por todos los rincones del orbe. Y por ello se siente más feliz Ruth Shady, jefa del Proyecto Especial Arqueológico Caral- Supe (PEACS) y cabeza de las investigaciones en el complejo desde hace 15 años. “Caral se ha conservado por 5 mil años. Nuestro reto ahora es lograr que se preserve para beneficiar a las poblaciones del presente y del futuro”, cuenta Shady desde España a “El Comercio”, sin dejar de explicar que la integración de la ciudad sagrada en la lista de la Unesco implica otras ventajas, como el acceso a los fondos del Patrimonio Mundial, en caso de emergencia para prevenir o reparar los daños causados por posibles catástrofes; y que los sitios inscritos en la notable relación de monumentos tienen preferente atención de la cooperación internacional.




Cabe mencionar que la decisión del Comité de Patrimonio Mundial, compuesto por representantes de 21 países, se basó en el informe técnico del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). El PEACS inició las gestiones para la candidatura en el 2004, la misma que fue apoyada por el Instituto Nacional de Cultura (INC) y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Pero antes de abrir las botellas de pisco para celebrar el reconocimiento, Shady hace hincapié en la imperiosa necesidad de que las autoridades locales y nacionales pongan un real interés en tomar decisiones y acciones en favor de la conservación y preservación de la herencia dejada por nuestros antepasados. “Ojalá que ahora que hemos obtenido la declaración de patrimonio cultural de la humanidad, las autoridades les den más atención a los proyectos que hemos presentado de acuerdo con el plan maestro que fue aprobado por el Congreso de la República. Ello con el fin de que estos puedan ejecutarse de modo que Caral se convierta también en un eje cultural que fomente un desarrollo integral y sostenible para las poblaciones vecinas”, afirma. Los trabajos en la ciudad sagrada y en los otros siete asentamientos principales de la civilización Caral en los que trabaja el PEACS continúan. Se trata, básicamente, de preservación de monumentos.
“Caral sorprende todos los días. Su antigüedad y autenticidad han sido reconocidos por la Unesco y eso es invaluable. De todo corazón yo quiero felicitar por este triunfo a todos los peruanos porque todos somos los herederos de esta tradición. Lo que se logra en estas nominaciones es el reconocimiento a nuestros antepasados. Es un elogio y una fiesta de peruanidad que todos debemos celebrar”, finaliza. (Hasta aquí el despacho de la periodista Gabriela Machuca Castillo).

UBICACIÓN, EXTENSIÓN Y ANTIGÜedad
La Ciudad del Fuego o la Ciudad Sagrada de Caral, el centro de la civilización más antigua del mundo andino, está ubicada a orillas del río Supe, provincia de Huaura, departamento de Lima, a una altitud de 350 metros sobre el nivel del mar. Los restos arquitectónicos de la Ciudad Sagrada de Caral cubren una superficie de 50 hectáreas y datan de hace 3000 años antes de Cristo y pertenecen al período arcaico tardío.



EN CARAL SE ORIGINÓ EL ANTIGUO ESTADO ANDINO
Los estudios dirigidos por la doctora Ruth Shady  han demostrado que el Estado y la civilización andina son tan antiguos como las “ciudades sumerias de Mesopotamia o cuando se construían las pirámides de Keops en Egipto. Y en América sería lo más antiguo, porque recién hacia 1500 a.C. es que empiezan en Mesoamérica asentamientos permanentes y con cierta complejidad. En cambio, aquí en el Perú estamos hablando de 3000 a.C.,  un milenio y medio antes”.

VALIOSOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS
No se han encontrado restos de cerámica, pero sí de una arquitectura monumental con 6 grandes volúmenes piramidales hechas de barro y de unas viviendas rústicas de huarango, en los alrededores. En dos de las  paredes se han hallado restos humanos, de un niño y de un adulto, que hacen suponer que fueron sacrificados en honor a sus dioses durante la construcción del santuario. Así mismo, se han encontrado algunas herramientas como palos cavadores y piedras horadadas que se utilizaban para triturar terrones.

SUS ACTIVIDADES MÁS IMPORTANTES
La arqueóloga Ruth Shady sostiene que “la agricultura fue una de las actividades económicas más importantes de esa población que además se dedicaba a la pesca”. También se dedicaban al comercio, lo que está demostrado por haberse hallado en la Ciudad Sagrada de Caral unos huayruros, que, indudablemente, provienen de la selva, y madera dura que crece sólo en la sierra.


TEOCRACIA, DIOSES Y RITUALES
La civilización de Caral habría sido dirigida por un Estado teocrático, regentado por reyes- sacerdotes, tal como ocurrió con todas las civilizaciones del mundo antiguo. Las principales actividades rituales se habrían realizado en el altar del fuego eterno, que es un recinto cerrado con un fogón que tiene ducto de ventilación, donde se incineraban ofrendas a los dioses de Caral. Pero, en otros lugares del santuario también hay fogones, lo que demuestra que la monumental edificación estaba dedicada a la celebración de rituales religiosos. Las paredes estaban enlucidas y pintadas, por lo que el monumento en su tiempo habría sido majestuoso e imponente, admirado por todos los habitantes del valle de Supe. 

Lima, 29 de junio de 2009
Julio R. Villanueva Sotomayor

VISTA PANORÁMICA DEL ANFITEATRO - PLAZA CIRCULAR



Arquitectura Prehispánica

"ARQUITECTURA Y VIDA EN EL PERÚ PRE HISPÁNICO"
El ser humano construye su existencia a partir de solucionar sus necesidades básicas como son en primer lugar su alimentación y en segundo lugar su protección física. El tema de la alimentación fue y seguirá siendo el fundamento de la existencia humana, ya que a través de su satisfacción se logra la salud necesaria para la fortaleza física y mental que necesitamos aplicar en todas nuestras actividades. Por esta razón es que desde los inicios de su existencia el ser humano a través del trabajo colectivo construyó distintos modelos para proveerse de alimentos, desde la recolección de frutos y animales silvestres hasta los más modernos sistemas contemporáneos de producción de alimentos que tenemos en la actualidad.
La protección física, es una necesidad de luego se transformaron en “hogares” a través de la convivencia colectiva, la cohabitación, la costumbre y la comodidad social. Estas fueron las condiciones que posteriormente permitieron al ser humano, inventar un método y sus técnicas para transformar el paisaje a su gusto y de acuerdo a sus necesidades mediante la arquitectura.

Luis Guillermo Lumbreras
La arquitectura prehispánica tiene estos fundamentos y se desarrolló de acuerdo a las características de cada tiempo, de cada cultura y de cada geografía de nuestro complejo territorio. Las evidencias arqueológicas indican que las primeras formas arquitectónicas fueron hechas por grupos trashumantes de recolectores de alimentos o pescadores de alimentos o pescadores – cazadores especializados, que tanto en la Costa como en la Sierra, construyeron algunos muros o postes que sirvieron como estructuras para un techo que protegiera a las personas, siempre para vivir y por lo tanto el resto de sus actividades las realizaban en los alrededores. En algunos casos existían “huancas” o piedras sagradas, que protegían espiritualmente a la comunidad. 


Si embargo hacia el segundo milenio antes de la era cristiana una gran cantidad de pueblos iniciaron un complejo proceso de organización urbana, en el cual ya no solamente destacaban las viviendas, sino que se inició la utilización de edificios monumentales en los que se realizaban tareas de observación astronómica y cálculo del tiempo así como también ríos en ofrendas y ceremonias. Estos edificios se representaban en el departamento de Lima. Posteriormente se construyeron grandes ciudades, centros administrativos, complejos sistemas de protección y de sobrevivencia frente a los fenómenos de la naturaleza (vientos, calor, frío, lluvias, etc.) y ante los otros animales que por sus características físicas pueden resultar peligrosamente agresivos a nuestra integridad. Este tema por lo tanto, es tan importante como el de alimentarse y fue resuelto desde tiempos muy antiguos a través de encontrar refugios en las cuevas y abrigos rocosos hasta que posteriormente comenzaron a construirse edificaciones de distintos materiales como los que ahora nosotros usamos.
De esta manera, los pueblos fueron organizando su vida en función al enriquecimiento de sus técnicas arquitectónicas de acuerdo a la mayor complejidad de necesidades que tuvieron, en mérito a sus descubrimientos en otras disciplinas y en el progresivo aumento de su capacidad de transformación sobre el medio natural. La búsqueda permanente de un equilibrio entre las fuerzas de la naturaleza y el incremento de la cultura es lo que permitió a los pueblos antiguos, lograr la excelente calidad de vida que encontraron los europeos al llegar a estas tierras en 1532.

Por Luis G. Lumbreras


Los orígenes de la civilización en el Perú 
(Lima: Milla Batres, 1983 –1972–). Extractos 
seleccionados, págs. 52-62.